Una victoria con cabeza

El Nottingham Forest derrotó al Peterborough United (2-1) en el partido de Championship que disputaron en City Ground. Los goles de Gregg Halford y Elliot Ward en sendos cabezazos sirvieron para superar el tanto de Scott Wootton por parte de los visitantes. Alex McLeish consiguió así su primera victoria como entrenador del Forest y el equipo se sitúa noveno a tres puntos de las eliminatorias de ascenso.

El Forest se enfrentaba a un partido trampa. A pesar de la debilidad del rival, la derrota en la Copa contra el Oldham dejó demasiadas cicatrices, aumentadas si cabe por el polémico cambio de entrenador. Con un Peterbourough en racha gracias a los goles de Gayle, éste era un encuentro para jugar con precaución y, sobre todo, con inteligencia. Hacía falta cabeza, mucha cabeza.

Y fue la cabeza lo que salvó al Forest en una tarde en la que no tendría que haber sufrido tanto. Cabeza tuvo, sin duda, Alex McLeish al elegir la alineación titular. Con Danny Collins sancionado y Andy Reid lesionado el entrenador escocés eligió posiblemente el mejor equipo a su disposición. O al menos el más positivo para mandar un mensaje a los jugadores y a la plantilla de que quería ir a por el partido.

Una cabeza bien amueblada demostró también el joven portero Karl Darlow. El canterano, que debutaba con el primer equipo a sus 22 años, no hizo excesivos alardes. Una actuación sobria, aseada y sin complicarse la vida. Justo lo que se esperaba de él. Se le intuyeron algunas dudas en un par de balones colgados, pero por lo demás acabó la jornada con un notable alto. El Forest podría apostar por él para sustituir a Lee Camp, aunque todo indica que optarán por no arriesgar y fichar un portero con experiencia.

Construyendo el equipo desde la solidez defensiva, el Forest dominó la mayor parte de partido. Quizás sea casualidad de un partido, pero lo que más llamó la atención en el juego fue la reducción de espacios gracias al adelantamiento de la defensa unos metros. El Forest jugó mucho más junto y esto facilita mucho la vida a Gillet y, en especial, a Majewski, porque no tiene que bajar tanto a recibir. El pequeño mago polaco fue el mejor del partido y demostró una vez más que su presencia es fundamental para encontrar huecos cuando las defensas rivales se cierran.

Pero la victoria no llegó de la mano del virtuosismo de Majewski o la velocidad de Cohen en el lateral. Ni siquiera del oportunismo de Sharp. No, los goles se consiguieron a balón parado y de cabeza. Gregg Halford es uno de esos futbolistas a los que a menudo se les va la cabeza. Un cancherito que dirían en Suramérica. Con su compromiso y su lucha se gana a la afición con la misma facilidad que irrita al rival. Este sábado, sin embargo, colocó la cabeza donde debía, para recibir un saque de corner de Lansbury y mandar el balón bombeado a la portería del Peterborough. 

Su compañero en el centro de la defensa, Elliot Ward, debió de sentir envidia. Yo también quiero marcar un gol, pensó seguramente el corpulento central cedido por el Norwich. Tuvo que esperar un buen rato, pero cuando el partido se consumía se encontró con un regalo de Majewski que posiblemente ni los Reyes Magos puedan igualar. Un saque de esquina desde la derecha puesto con la precisión de un GPS y la velocidad justa. Invitando al remate, el balón voló por el área pequeña hasta que se encontró con la frente de Ward. Entre muchas camisetas, de repente el central se elevó imponente y conectó un cabezazo que no dio oportunidad a Olejnik. 

Una victoria trabajada, con mucha cabeza, para el Forest. Quizás el fútbol no fue el mejor, pero se sacaron los tres puntos. Hará falta bastante más si se quiere ganar este sábado en Derby ante el eterno rival en un partido que bien puede marcar lo que queda de temporada para el Forest.