Efectividad máxima

El Nottingham Forest se impuso al Leicester City (0-2) en el partido de championship que ambos equipos disputaron este sábado en el King Power Stadium de Leicester. Dos goles de Simon Cox y Jamie Mackie en la primera parte, un par de paradas de Darlow y una defensa pétrea a prueba de cualquier ataque le sirvieron a los visitantes para llevarse los tres puntos en un estadio en el que no ganaban desde 2004.

Lo del Forest en Leicester no fue, desde luego, un despliegue de virtuosismo ofensivo. Más bien lo contrario. Una larga y paciente labor de zapa desde la retaguardia culminada con una inusitada efectividad cara a la portería de Kasper Schmeichel. Para un equipo que ha fallado tantas ocasiones, es casi un milagro el recuento de Leicester. Cuatro ataques claros, de los que tres acabaron en tiro a puerta (uno fue un centro de Cohen que no remató nadie) y dos goles. Poco más se puede pedir. 

Casi tantas ocasiones como el equipo entero del Forest tuvo David Nuggent, pero las mandó todas fuera, incluido un penalti mediada la segunda parte. ¿Todas fuera un delantero de tanta calidad? Bueno, todas no, que dirían en Asterix. Una, de cabeza al saque de falta de Knockaert, la sacó Darlow con una estirada primorosa. Y es que el Leicester City se plantó en el partido con muchas ganas. Segundo en la clasificación, ocho victorias en casa seguidas y con la autoestima por las nubes tras derrotar al Watford en Vicarage Road. Así las cosas, Nigel Pearson dispuso un equipo rápido, poblando las bandas más que el centro del campo. El Leicester, como los legionarios de Babaórum, Acuárium, Láudanum y Petibónum, salió decidido a asaltar la aldea gala de los hombres de Abraracurcix Davies. Desde el principio le puso ritmo y bastante agresividad el Leicester, pero se encontró sin anclaje en el centro. 

Todo el juego acabó llegando a las bandas porque Drinkwater y King, en el centro, se liaron en la maraña de ayudas de Vaughan, Lansbury y Reid. No pudieron ofrecerse y dirigir al equipo tanto como suele, especialmente King, que apenas pisó el área dado que el juego de su equipo acabó casi siempre con un balón colgado. Nuggent, sin embargo, tuvo más oportunidades de entrar en juego, sobre todo porque al Joven Jamal Lascelles se le vio tan perdido como a Obelix en una clínica de adelgazamiento. Aunque apunta buenas maneras y tiene buena planta, Lascelles pierde la marca de su par con demasiada facilidad y se vio también desbordado por la velocidad de Knockaert y Dyer. Fue posiblemente la decisión de retirar al joven defensa y sustituirlo al descanso por Gregg Halford lo que evitó problemas al Forest en una segunda parte que fue, penalti aparte, mucho más plácida que la primera.

Parapetado en una buena labor defensiva, el Forest eligió con critero cuándo y cómo subir. En esa labor merece destacar el trabajo de Patterson, que propició el primer gol y siempre mostró capacidad de desborde, y la de Jara. El chileno, que jugará el Mundial de Brasil con su selección, volvió a la titularidad y demostró su clase, toque y criterio. No sólo se esfuerza en defensa, sino que con el balón en los pies siempre parece tener más tiempo y confianza que los demás. Sus subidas por la banda son muy medidas y casi siempre generan superioridad. En una de ellas, de hecho se asoció con Patterson cuando el lateral rival había subido demasiado, para dar lugar a la jugada que originó el gol de Cox.

Es muy posible que el Leicester disculpe la derrota en la cantidad de ocasiones claras que falló. Y no le faltaría razón. El Forest, a pesar de su buen planteamiento táctico, concedió demasiadas ocasiones, sobre todo en balones que entraron al segundo palo, ya fuese colgados o a ras de suelo. Es, sin duda, algo en lo que debe trabajar el equipo porque, en comparación, la primera línea defensiva a la altura del punto de penalti sacó casi siempre todos los balones con claridad y rara vez fue superada.

Pero a pesar de los errores y los regalos del rival en un partido que fue muy competido, el Forest demostró que es capaz de plantar cara a los equipos grandes de la división. Le sigue faltando algo de calidad a la plantilla, claro está, por lo que el equipo si gana ha de ser a base de trabajo, buena colocación y solidez. Por ello la llegada de Vaughan se antoja importante. El cedido por el Sunderland apunta buenas maneras. Juega más al estilo de McKenna que de Guedioura. Es decir, se incorpora mucho menos al ataque que el argelino y no tiene su exuberancia física, pero por el contrario se coloca muy bien en la retaguardia y corrige los fallos de sus compañeros evitando las contras del rival. En dos ocasiones lo hizo en Leicester y evitó problemas mayores gracias a su labor de ‘coche escoba’.

La eficiencia defensiva del Forest se agudizó en la segunda parte. Con la entrada de Halford, mucho más experimentado y físico que Lascelles, y el paso de los minutos el Leicester se fue diluyendo. El golpe de gracia, como el que asestan cada poco al bardo Asuranceturix para que no cante, lo asestó Nuggent enviando un penalti a las nubes de Leicester. A partir de ese momento el Forest ya supo que la victoria estaba cerca y que, por Tutatis, el cielo no les iba a caer sobre la cabeza esta vez.