El Nottingham
Forest empató (3-3) ante el Sheffield Wednesday en el partido de Championship
que ambos equipos disputaron en City Ground el martes. Cuando peor lo tenían
los hombres de rojo, perdiendo 1-3 y con un jugador menos por la justa
expulsión del capitán Danny Collins, un gol de Marcus Tudgay y una falta
magistralmente lanzada por Jamie Paterson consiguieron rescatar un punto que
durante muchas fases del partido pareció perdido. Con este empate el Forest
baja a la décima posición de la clasificación, pero curiosamente su distancia
con el sexto puesto se reduce a tan sólo cuatro puntos.
En todo caso,
más allá de la sorprendente resurrección tras quedarse con diez, las
sensaciones que dejó el partido fueron principalmente negativas. Las de una
plantilla que ya no cree en sus posibilidades y que sólo espera que acabe la
temporada cuanto antes para disfrutar del sol en alguna playa perdida gracias
al dinero que muchos seguidores se han dejado durante la temporada y a los que
ellos no han sabido corresponder con su esfuerzo por una camiseta histórica.
Sólo tres honrosas excepciones se salvaron ante un muy pobre Sheffield
Wednesday.
La lucha, el
corazón, el coraje e incluso un gol lo puso Jamie Mackie. Siempre combativo,
nunca da un balón por perdido y se deja el alma sobre el césped. Suyo fue el
primer tanto del Forest, con un gran cabezazo viniendo desde atrás. Y también
hay que concederle gran parte del mérito del segundo. Lucho un balón que se
perdía por la banda al que nadie quiso ir. Se pegó con el defensa rival y
consiguió sacar un centro que, ¡oh sorpresa cabeceó Tudgay a la red!
Muchos se
sorprendieron cuando Tudgay sustituyó a un apático y poco profesional Henderson.
El ex delantero del Millwall fue de los que se borraron bien pronto, en cuanto
las cosas se complicaron un poco. No luchó los balones divididos, ni siquiera
corría a defender. Tudgay, recién llegado de su fallida cesión en el Charlton,
fue todo lo contrario. Empezó por ganar todos los duelos aéreos que antes
Henderson había perdido. Y eso que es diez centímetros más bajo. Continuó
presionando a Buxton y Llera en la salida del balón, algo de lo que Henderson
dimitió. Y acabó por marcar un gol, de cabeza en el segundo palo, que dio vida
a Forest cuando ya jugaba con uno menos.
Si las ganas las
pusieron Mackie y Tudgay, la calidad la puso una vez más el joven Jamie
Paterson. Fue el único que quiso el balón, que asumió responsabilidad para
encarar y regatear a cuantos rivales le salieron al paso. Con la exuberancia de
su juventud demostró más personalidad que muchos de sus compañeros. Porque no
fue un partido fácil para el Forest. La presión alrededor del equipo es grande
y la grada ayudó muy poco, como ya viene siendo habitual. Demasiados murmullos
y protestas y muy poca ayuda al equipo. En esas condiciones, bastante tensas,
es en las que se separa a los buenos jugadores de los grandes futbolistas. Y
Paterson tiene ingredientes para pertenecer al segundo grupo. Su personalidad y
descaro son fundamentales en su juego veloz de regate y remate. Tiene además
una técnica depurada y un tiro de media distancia bastante potente.
Prácticamente él sólo se echó al equipo a la espalda cuando todo parecía
perdido. Con la ayuda inestimable de Mackie y de Tudgay, que se pelearon y
abrieron huecos, Paterson obligó a la defensa del Wednesday a retroceder y
cometer faltas que hasta el último cuarto de hora no habían concedido. Paterson
redondeó su buen partido con un golazo. A falta de tres minutos para llegar al
final, Tudgay luchó un balón más. De espaldas a los centrales consiguió
controlar y fue derribado por Buxton. La lucha, fuerza y entrega de Tudgay se
vieron recompensadas con un derechazo impresionante de Paterson que superó la
barrera limpiamente y se fue a la escuadra de Kirkland.
Hubo incluso
oportunidad de ganar el partido, en un remate (como no) de Paterson que salió
fuera por muy poco. Una victoria hubiese sido lo normal dada la escasa calidad
del rival, pero el empate, y en las condiciones en que se consiguió, dice mucho
de lo mal que está este Forest. Al final resulta que la afición salió medio
contenta, pero la realidad es que el equipo transmite sensaciones pobres.
Desorganizado en defensa, el ataque tampoco funciona porque nadie quiere el
balón. A veces se recurrió tanto al balón largo que la sombra de Steve
Cotterill se asomó por City Ground.
Quedan cinco
partidos para que acabe la temporada. Aunque aún hay posibilidades matemáticas
de alcanzar las eliminatorias de ascenso, el juego del equipo despierta muy
pocas esperanzas. Sólo cabe esperar que al menos la plantilla sea más
profesional y defienda la camiseta con algo de honor hasta que termine el
último partido. Ante el Wednesday se resucitó con diez, pero sólo tres de ellos
lo dieron todo de verdad. Mucho han de cambiar las cosas cuando llegue Stuart
Pearce para afrontar la próxima temporada.
2 comentarios:
Agradecer a Borja por su retorno a blog con las crónicas del Forest.
Otra jornada sin ganar y van 11, al menos no se perdió pero eso vale de poco.
Este final de liga debe servir para saber con quién se puede contar de cara a la próxima temporada, y pocos están haciendo méritos para seguir.
Al menos Tudgay y Mackie lucharon, otros ni eso. Y fichajes como Paterson son los que hacen falta, jóvenes de calidad y con progresión.
Pearce tiene mucho trabajo de cara a la próxima temporada.
El sábado contra el QPR, me temo otra derrota.
sin, duda, otra derrota, adios play-off, sera mejor ir planeando la siguiente temporada.
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