El Nottingham Forest
derrotó al Burton Albion (2-0) en el partido de Championship que ambos
disputaron en un ventoso City Ground el sábado. Los goles de Barry McKay y Eric
Lichaj en la segunda parte sellaron una victoria balsámica para el Forest ante
un Burton que resistió con una defensa organizada pero acabó cayendo ante la
calidad y el ritmo rápido de juego de los locales.
No se auguraba una tarde
fácil para los dobles campeones de Europa. El Forest siempre parece tener
problemas contra los equipos entrenados por Nigel Clough. Además, la derrota en
Derby sembró demasiadas dudas entre la afición. Dudas un tanto injustas porque
el juego del equipo ante los carneros no fue malo, pero una derrota en el duelo
local siempre duele más. Por si fuera poco, el día amaneció desagradable. Viento,
lluvia y frío a orillas del Trent. Sobre todo viento, racheado y fuerte que
descontrolaba el balón a cada pase o a cada disparo. Una tarde oscura se cernía
sobre City Ground como cuando las fuerzas de Voldemort atacaron Hogwarts para
hacerse con el poder en el mundo mágico.
Contra tanto pesimismo en
un día gris y plomizo, el Forest recibió sin embargo la mejor noticia que a día
de hoy puede llegarle: la titularidad de David Vaughan. Con el galés sobre el
campo el Forest se transforma. Es otro equipo capaz de manejar mejor el balón y
de encontrar los pases verticales entre líneas que tanto se le atragantan, pero
que tanto reclama Mark Warburton para sacar el balón jugado desde la defensa.
Así pues, con Vaughan por
fin de vuelta, no es sorpresa que el Forest consiguiera imponerse a su rival.
Le costó bastante, hay que reconocerlo. En la primera parte la defensa del
Burton con nueve hombres por detrás del balón tejió una tela de araña de la que
no supieron salir los locales. Tras un inicio trepidante, el partido
languideció y la afición comenzó a impacientarse ante el ritmo lento de ambos
equipos. El juego estaba donde querían los visitantes. El Forest, con poca
verticalidad, se exponía a los robos de balón de Scannel y de Akins, al que
Mancienne a duras penas pudo controlar durante todo el partido.
La mejor ocasión de la
primera parte fue para los visitantes. Una buena combinación por la banda acabó
con un pase al corazón del área que remató Dyer totalmente solo. Por suerte
para el Forest, Eric Lichaj se tiró a la desesperada, casi usando su espectro
patronum, y evitó el gol en el último momento. Alivio para los 25.000
seguidores que poblaron una semana más las gradas del mítico City Ground, entre
los que por cierto se encontraba una nota global de color. Un grupo de 32
jóvenes estudiantes chinos, coreanos e indios asistieron al partido para
presenciar el verdadero fútbol inglés, no ése que vende la Premier League. Y es
que, aunque les duela a muchos, el Forest es global, como Harry Potter.
La primera parte no hizo
mucho por entretener a los visitantes asiáticos, alguno de los cuales confesó
haberse quedado medio dormido durante esos 45 minutos de fútbol rocoso, ventoso
y no excesivamente brillante.
Pero todo cambió tras el
descanso. En el vestuario Mark Warburton pidió a los suyos que aumentasen el
ritmo del partido. Que tuvieran confianza en sí mismos, en su calidad y en la
de sus compañeros. La clave, reconoció tras el partido, era atreverse a jugar
más rápido, más vertical y sin dar opciones al Burton de asentarse.
Y el equipo respondió a
su comandante en jefe como el ejército de Dumbledore lo dio todo por defender
el mundo mágico ante las fuerzas oscuras. No cabe duda de que, por el momento,
esta plantilla está con su entrenador. Y creen en su manera de ver el fútbol.
Otra cosa es que luego salga bien sobre el césped, pero lo intentan. La segunda
parte fue una clara demostración. El equipo, transformado tras el descanso,
aumento el ritmo de su juego, adelantó líneas y, sobre todo, se atrevió a
romper la madeja del Burton.
Así llegó el primer gol.
Un centro al área que no consiguió despejar Bywater y cayó a los pies del
escocés McKay para mandarlo a la escuadra. Un toque sutil y de calidad que dio
al Forest la ventaja en el marcador que merecía. Ya con esta tranquilidad
entraron en el campo Dowell y Bouchalakis para apuntalar el partido. Mientras
que el griego le dio al Forest la solidez que necesitaba en los minutos
finales, el joven cedido por el Everton volvió a demostrar que es un excelente
jugador. Tras unos partidos un poco más grises, Dowell volvió a su mejor
versión, combinando pases con Murphy, Osborn o McKay. En una de esas jugadas
trenzadas llegó el segundo tanto del Forest. Un golazo muestra de lo que puede
llegar a hacer este equipo. A un toque, por la derecha, combinaron Murphy,
Dowell y McKay. El escocés remató la obra de arte con un taconazo para Lichaj,
que se incorporaba como una bala por su banda. El americano pisó el área,
regateó a dos rivales y remató con mucha calma con su pie izquierdo. Un magnífico
gol que remató con una celebración alocada, dando una vuelta de honor al
estadio para dedicárselo a todos los aficionados. Lichaj personifica el afán de
lucha y superación de este Forest que ha pasado momentos difíciles pero lo da
todo por salir del agujero.
Por una vez el Forest
consiguió llegar al final del partido sin pasar apuros. Algo que casi ni se
recuerda a orillas del Trent. Fue tan solo el segundo partido con la puerta a
cero en casa esta temporada. Una victoria necesaria y que servirá para calmar
los nervios, un tanto injustificados, de muchos. Queda trabajo por hacer, pero
todo indica que el equipo marcha en la dirección adecuada.
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