Premio a la constancia, castigo al desacierto

El Nottingham Forest empató (1-1) con el Bournemouth en el partido de Championship que se jugó en City Ground. Un gol de Pugh para los visitantes en el primer minuto de descuento de la segunda parte igualó el trallazo desde unos 30 metros de Henry Lansbury con el que se había puesto por delante el Forest en la primera parte. El resultado final supuso una amarga decepción para jugadores y aficionados locales, pero fue totalmente justo con el empeño y las ganas que le puso el Bournemouth. Nunca se rindieron los de Eddie Howe y, además, se negaron a rifar el balón e insistieron en su juego rápido de pase y combinaciones cortas. Una y otra vez, con la ilusión inquebrantable del niño que espera los regalos en la noche de reyes, siguió el Bournemouth atacando, hasta que al final consiguió su premio.

Cierto es que el Forest pudo haber decidido el partido mucho antes, pero el día que alguno de sus delanteros marque un gol quizás ya se hayan descubierto la cura del cáncer y la vacuna contra el VIH, las dos juntas. Si no fuera por los puntos que empieza a dejarse el equipo en el camino, ya sería incluso cómica la incapacidad de los atacantes del Forest de culminar el buen juego del equipo. Cox en la primera parte y Henderson en la segunda, a puerta vacía tras regatear al portero, fallaron dos ocasiones clamorosas. De esas que definen a los Falsos 9 por excelencia. Porque, desde luego, si de Falsos 9 hablamos, por mucho que Vicente del Bosque pusiese de moda el término en la Eurocopa, el Forest lo ha perfeccionado. Darius Henderson es el mejor delantero de la plantilla, pero ha marcado nada más que cuatro de los 20 goles del equipo en la liga. Los demás atacantes tan sólo han conseguido hacer diana dos veces, una Cox y otra Derbyshire. 

Fallos aparte, al Forest le faltó, sobre todo, claridad de ideas. Una defensa adelantada y muy bien trabajada por parte del Bournemouth le creó demasiados problemas a los locales. Cayeron en fuera de juego numerosas veces, muestra de la poca coordinación entre la medular y la delantera. Aún así, generó ocasiones de peligro porque la presión defensiva del Forest provocó numerosas pérdidas en el Bournemouth, que ante un rival más acertado se hubiese llevado una goleada. Aún así, es de elogiar la propuesta de Eddie Howe. Posiblemente su equipo se lleve alguna goleada ante equipos duros y rápidos, pero también dará muchas alegrías a los suyos con su bien juego.

Las bajas de Chalobah y Lichaj en el Forest dieron entrada al mundialista Jara y a Majewski. El lateral derecho chileno cumplió con creces, y le recordó a Billy Davies que no debería olvidarse de él. Pero fue una vez más Henry Lansbury el que destacó por encima de todos. El ex jugador del Arsenal está sumando regularidad a su ya conocida clase. Lansbury pide el balón, lo juega con criterio y tan pronto está en el área rival rematando como en la propia lanzándose a los pies de un atacante contrario. Su despliegue físico y técnico está llamando cada vez más la atención. No sería raro si algún equipo de la Premier League se fija en él durante el período de fichajes de enero. Y de Lansbury fueron, como no, las dos mejores jugadas del Forest. La primera, un delicioso pase en profundidad a Cox que, haciendo gala de su categoría de falso 9, el irlandés remató fuera. La segunda, sin embargo, acabó en la red. Un disparo desde unos 30 metros, a bote pronto, que se elevó y acabó en la escuadra del Bournemouth. Un golazo con todas las letras.

El gran despliegue de Lansbury no se vio recompensado con la victoria. El Forest debió dejar decidido el partido en el inicio de la segunda parte, cuando apretó con decisión. Pero unas veces la defensa adelantada de los rivales y otras la falta de ideas frustraron al equipo que, poco a poco, se fue atrás. El Bournemouth se hizo con el balón, pero sin crear excesivo peligro hasta los minutos finales. Con el Forest demasiado atrás, los visitantes, con la constancia incansable del que cree en lo que hace, siguieron insistiendo. Una vez tras otra se fueron a por Darlow con brío. Y tuvieron su premio. Merecido, sin duda, pero duro, muy duro para el Forest.