El Leeds United derrotó
al Nottingham Forest (0-2) en el partido de la quinta jornada de Championship
que ambos disputaron en una soleada tarde de Agosto en City Ground. Un gol de
Kemar Roofe mediada la primera parte y otro del macedonio Alioski en la recta
final del encuentro fueron suficiente para que los visitantes se llevasen una
justa victoria.
Y es que el Nottingham
Forest, pletórico de moral tras eliminar al Newcastle en la Copa de la Liga,
llegó con pocas fuerzas y aún menos ideas para enfrentarse al club que, como
dijese Brian Clough, consigue sus victorias haciendo trampas. No le hizo falta
esta vez, sin embargo, a los de Yorkshire usar sus habituales estratagemas
subterráneas. El Leeds se plantó a orillas del Trent con un plan muy bien
estudiado que ejecutó a la perfección. Con las líneas muy juntas y una defensa
adelantada, los visitantes presionaron la salida del balón del Forest con
vigor. Cuando tenían posesión del balón, atacaron acumulando hasta seis
jugadores cerca del área local. El Leeds supo tejer una tela de araña perfecta,
ganado el centro del campo con el trabajo de Pablo Hernández y O’Kane. Además,
hizo mucho caño también por las bandas, especialmente por su derecha donde el
macedonio Alioski fue un constante dolor de muelas para Armand Traoré.
Por raro que parezca, a
este nuevo Forest de Mark Warburton se le echó de menos, quizás, un poco de ese
antiguo Forest. Aquel equipo que sólo sabía sacar el balón con pelotazos de
Matt Mills en largo ya casi no existe. Ahora quiere salir jugando, combinando y
tratando bien el balón. Y es positivo, por supuesto. Este equipo tiene más
calidad en sus botas que las plantillas de los últimos cinco años juntos. El
Leeds lo sabía y le redujo los espacios hasta asfixiar la creación a pases al
portero o en horizontal. Como si de un ejército de dementores se tratase, pues
vestían de negro fúnebre, los visitantes fueron poco a poco absorbiendo la
alegría y las ganas del Forest. Metódicamente, sin ninguna alegría, los
nubarrones fueron cubriendo City Ground ante las fuerzas del club que no debe
ser nombrado. No dejaban respirar a Osborn, Dowell y Bridcutt en la creación e
impedían las subidas de los laterales, lo cual dejó a Barrie McKay primero y
Ben Brereton después demasiado solos. El único que plantó batalla más seria fue
el gigante Daryl Murphy. El irlandés está demostrando que es algo más que un
poste de la luz o un menhir. Con los partidos se va entonando y le está dando
mucha movilidad al ataque del Forest. Su distribución del juego es, además,
bastante notable.
Pero no fue suficiente. Y
es que el posiblemente un par de carreras a la espalda de los centrales, con
algún pase en largo, hubiese obligado al Leeds a retrasarse y abrir espacios
entre líneas, pero se vieron muy pocos intentos. El Forest resistió, se mantuvo
en el partido hasta casi el final, pero tuvo muy poca energía y escasas ideas.
Kemar Roofe adelantó a los visitantes, una vez más en una jugada a balón parado
mal defendida por el Forest. De los ocho goles que ha encajado el equipo hasta
la fecha, más de la mitad tienen su origen en saques de esquina o faltas
laterales. Claramente le falta trabajo al equipo. Aun así, y dada la
superioridad rival, el Forest no se vio atropellado. Cierto que el Forest fue
peor. Pero hay que tener en cuenta que el Leeds es, sin duda, el mejor equipo
que ha pasado esta temporada por Nottingham. Si consigue ser igual de
disciplinado durante la temporada, estará a arriba sin lugar a dudas. Contra
este rival, un Forest que viene de salvarse del descenso por diferencia de
goles fue capaz, al menos, de resistir y competir un poco. Eso es ya una
mejora. Ahora hay que seguir trabajando, quitarse los restos de telaraña que
dejó el Leeds y afrontar el próximo partido con optimismo.