El
Nottingham Forest cerró su nefasta temporada con una victoria en casa (2-0)
ante el descendido Portsmouth con dos goles de Dexter Blackstock en el último
tercio de partido. Con ambos equipos sin nada que jugar, el encuentro produjo
un fútbol anodino y con escasa garra. El espectáculo, en realidad, lo pusieron
los casi 3000 aficionados del Portsmouth que viajaron los casi 600 kilómetros
que separan la ciudad costera de Nottingham. Con su equipo a descendido, los
seguidores del ‘Pompey’ llenaron de coloridos disfraces el ‘Bridgford End’,
animando y cantando durante los noventa minutos. Aprovecharon también para
denunciar con pancartas la mala gestión de los dirigentes del Portsmouth y la
falta de vigilancia de la Liga y la Federación, que han llevado al club casi a
la desaparición. Por ellos, por su compromiso con el club, por demostrar que el
fútbol es mucho más que un negocio enriquecedor para oscuros inversores de
oriente medio, hay que desear lo mejor al Portsmouth en League 1 y, a ser
posible, una pronta vuelta a la segunda división del fútbol inglés.
El
partido tuvo poca historia. Los jugadores del Portsmouth opusieron escasa
resistencia, y fue el propio Forest quien dictó el ritmo del encuentro. Steve
Cotterill volvió al que se ha convertido en su once de gala, con McLeary en la
banda derecha, Cunningham en el lateral izquierdo y Majewski junto a Blackstock
en ataque. El Forest empezó bien. Jugando con ritmo, con ganas e imprimiendo
velocidad a su fútbol. A ello contribuyó sobre todo la figura de Adlene
Guedioura que, una vez más, se agigantó en la medular. El argelino tiene clase,
potencia, ganas y una buena visión del juego. Si Cotterill consiguiera
retenerlo para el Forest sería posiblemente el mejor fichaje de los últimos
años. Pero será difícil, porque no deberían faltarle ofertas de la Premier
League. Fueron diez minutos de buen fútbol. El Forest de Cotterill demostró que
puede jugar sin dar pelotazos, pero una vez más falló en el remate. Blackstock
tuvo la mejor ocasión, pero su control con el muslo se le fue demasiado largo y
acabó en las manos de Ashdown.
Pasado
ese asedio inicial, el partido languideció. Hubo poco juego vertical y casi
ninguna ocasión hasta que Gunter, al filo del descanso, apareció desmarcado en
el área pero mandó su disparo alto. En la segunda parte el Forest cambió el
ritmo del juego y se fue a por la victoria. Para seguir fiel a su tradición,
necesitó de tres ocasiones para marcar. Y fueron todas de Blackstock. Tras dos
cabezazos en los que Ashdown tuvo que estirarse al máximo, finalmente una
internada por la izquierda de Cunningham generó el primer gol del Forest. El
lateral irlandés cruzó el balón para McLeary y éste lo tocó hacia el segundo
palo para que Blackstock no tuviera más que empujar el primer tanto de su
equipo. La visión de juego de McLeary fue una muestra más de su gran temporada,
que le ha valido el trofeo al mejor jugador del año elegido por los aficionados.
Ya con la victoria en el bolsillo el Forest jugó a placer,
aunque tuvo que esperar hasta el último minuto del partido para aumentar su
ventaja. Fue en un saque de esquina que Reid envió al segundo palo, donde
Blackstock, una vez más, se elevó por encima de su marcador y cabeceó a gol.
Dos goles de escasa importancia para el Forest en el campeonato, pero que
pueden dar mucha confianza a Blackstock de cara a la próxima temporada. Tras
unos meses de extrema zozobra, Cotterill ha conseguido enderezar la defensa en
los últimos partidos. Incluso ha empezado a tejer un fútbol más elaborado de la
mano de Guedioura, Reid y McLeary. Pero la falta de gol sólo la ha superado
parcialmente. Como muestra, las derrotas en Reading y en Hull donde el Forest
mereció, al menos, un empate. Steve Cotterill tiene un claro problema en ataque
y, aunque tendrá muchos otros problemas, necesita solucionarlo antes de que el
próximo 18 de agosto comience de nuevo el Championship.
Con esta victoria se concluyó, por fin, una temporada para
olvidar en el Forest. La destitución de Billy Davies, la dimisión de McLaren,
siete partidos sin marcar un solo gol, trece derrotas en casa, la muerte del
dueño y el incierto futuro del club. Todo esto le ha pasado al Forest en
escasamente nueve meses. El futuro del equipo, además, es incierto. De los 16
jugadores convocados para este último partido un total de nueve son cedidos o
acaban contrato. Frank Clark, el presidente, y Steve Cotterill, el entrenador,
tienen muchísimo trabajo por hacer. Con un presupuesto muy limitado deben
componer una plantilla que garantice, al menos, no pasar tantas angustias como
este año. El ascenso a la Premier se ve ahora muy lejano y el futuro inmediato
pasa por asegurar la estabilidad del club y de la plantilla en esta división.
No será fácil, pero hay que descontar ya los días que quedan hasta el 18 de
agosto.
P.D.: Agradecer a BG (@forestlive) su nueva crónica sobre el Forest para cerrar la temporada.